El Tribunal Supremo fomenta el Separatismo
Rafael Cid en Rojo y Negro (artículo completo):
Sin sociedad civil no hay democracia. Pero puede haber democracia sin sociedad civil. Formal, convencional y teleológica (con teórica separación de poderes, imperio de ley, constitución, votaciones regulares, etc), pero no real ni axiológica (con garantismo de libertades, respeto de las minorías, soberanía popular y una participación en la cosa pública entre libres iguales y racionales). O si no, basta con ver la reciente sentencia del Tribunal Supremo dejando sin “voz” política a una parte de la ciudadanía vasca que podría oscilar entre un 10 y un 15% de su censo.
Llega el argumento de autoridad
Para quienes puedan necesitarlo porque tienden a dudar y despreciar una serie de opiniones acerca la cultura y el conocimiento libres sólo porque quienes las expresan no son «triunfadores».
¿Qué creéis que sucedería si un grupo decide colgar en internet, disponible para ser descargado gratuitamente, su próximo disco una semana antes de que éste salga a la venta? Si sois Carmen Calvo o similar diríais sin dudarlo que nadie compraría el disco, que las descargas acabarían con el trabajo de esta gente, que la cultura no puede ser gratis porque lo gratuito es despreciado y vejado… Si no sois la ministra, echad un vistazo a esta entrevista a Violadores del Verso en Noche Sin Tregua donde encontraréis un gran argumento contra el discurso alarmista de la industria: la realidad, 40.000 copias en dos semanas que les llevaron al número 1 de la lista de ventas, entre otras cosas.
Ojo al lobby: intentos de chantaje de los mercaderes de la salud
Me encuentro con esta noticia de Cinco Días en insurgente.org:
La industria farmacéutica promete más inversión si se frena a los genéricos
La patronal de los laboratorios está dispuesta a invertir 300 millones de euros en un macroproyecto de investigación a cinco años sobre el tratamiento de enfermedades raras, siempre y cuando el Ejecutivo atienda sus peticiones y endurezca la protección sobre las patentes de los fármacos más innovadores, claramente desprotegidos, a su juicio, frente a otros países europeos.
Se trata de una veintena de medicamentos, cuya facturación anual ronda los 1.500 millones de euros, cantidad que han dejado de ingresar los laboratorios al estar patentados estos fármacos antes de 1992.