Llega el argumento de autoridad

Para quienes puedan necesitarlo porque tienden a dudar y despreciar una serie de opiniones acerca la cultura y el conocimiento libres sólo porque quienes las expresan no son «triunfadores».

¿Qué creéis que sucedería si un grupo decide colgar en internet, disponible para ser descargado gratuitamente, su próximo disco una semana antes de que éste salga a la venta? Si sois Carmen Calvo o similar diríais sin dudarlo que nadie compraría el disco, que las descargas acabarían con el trabajo de esta gente, que la cultura no puede ser gratis porque lo gratuito es despreciado y vejado… Si no sois la ministra, echad un vistazo a esta entrevista a Violadores del Verso en Noche Sin Tregua donde encontraréis un gran argumento contra el discurso alarmista de la industria: la realidad, 40.000 copias en dos semanas que les llevaron al número 1 de la lista de ventas, entre otras cosas.

Posiblemente este grupo haya conseguido a lo largo de los años una serie de aficionados fieles y comprometidos con el grupo que ahora se comportan tan «cívicamente». Pero no olvidemos que en algún momento hubo de crearlos, y en ese sentido, ¿qué mejor que la difusión máxima, lo más rápida posible y con calidad aceptable de su música? A partir de ahí ya se encargará la gente de contradecir el mensaje institucional y demostrar cómo se valora la calidad, el trabajo, la actitud…

Ya tengo el disco de violadores del verso. Es tan sencillo como acercarse a la pagina de La Mtv y mirar el especial que en ella tienen sobre los de Zaragoza. Ahí gratis y sin que nadie te pueda decir nada, te puedes bajar el disco entero, eso si, con una calidad que no es precisamente la del Cd, aunque seamos sinceros para el reproductor de mp3 que usamos vale de sobra. Yo ya lo tengo y ayer me escuche el disco unas seis o siete veces y concluyo que habrá que comprarlo, ¿por qué? pues porque me parece que es el mejor disco de hiphop que sale en muchos años

En el fnac te dan por 15€ lo siguiente:

El disco en cuestion : Violadores del Verso Vivir para contarlo.
El dvd edicion limitada del disco en cuestión.
El triple vinilo del disco del Rumba.

Los que claman contra todo aquel que apoye y todo aquello que permita el intercambio no defienden la cultura, ni su derecho a vivir de su labor artística, ni la justicia en la remuneración de su trabajo. Defienden el derecho de las multinacionales a forrarse y de los artistas a alinearse con ellos y tener permiso para luchar por formar parte de la veintena que también lo consigue a base de migajas. Uno se va fijando en el primer puesto del ranking de ventas de las últimas semanas y ve a nuevas promesas como Miguel Bosé, una self-made-woman como la hija de Rocío Durcal o «bandas» como ‘Il Divo’, forjadas a base de años de curro en garajes y antros… ¿Quién cierra puertas? ¿Quién impide la diversidad y apertura en la oferta? ¿Quién ha decidido destinar su esfuerzos invirtiendo en Miguel Bosé y pagando a sus muchos compañeros de duetos en lugar de hacerlo por gente nueva? ¿Quién decidió que «la hija de…» debe cantar, posiblemente ocupando el lugar y consumiendo los recursos que podrían destinarse a alquien que lleve media vida demostrando su valía en el tema pero que no cuenta con una serie de pluses mediáticos? ¿Y quién se lanzó a hacer un casting a nivel mundial para aunar voces y físicos igualmente espectaculares en lugar de fijarse en todos esos grupos que malviven a pesar de su calidad y que tan importante lugar ocupan en sus oraciones?

Aburren los que quieren vivir de la nada o mantener un éxito más o menos reciente a base de fortalecer y enriquecer a la industria que les protegerá. Hay géneros y artistas a los que el nuevo modelo está poniendo en el lugar que merecen (que no es otro que el que la gente con sus gustos decide cuando su libertad de elección e influencia crecen espectacularmente), y sus enemigos son los que dicen ser sus «compañeros» porque no les perdonan que tengan tan presente a quién beneficia mayoritariamente la venta de CDs, que hablen claro y sepan gracias a qué podrán abrirse puertas fuera de las fronteras de distribución que la discográfica de turno impone y que no embistan contra los que consumen y disfrutan de la música sino contra los que mercadean con ella y aúllan: ¡Antes rota que libre!